El transporte y las ciudades inteligentes

“Chile seguirá viviendo la migración desde lo rural hacia lo urbano, demandando más y mejores servicios de transporte. Y si hoy éste es un tema crítico, hacia 2030 lo será aún más y por esa simple pero determinante razón, no debemos dejar de trabajar y desarrollar soluciones, siempre de la mano de la tecnología y la colaboración”.

De acuerdo a estimaciones del Banco Mundial, el 89% de la población en Chile vive en zonas urbanas. Si bien es un número que se condice con lo proyectado para el país en términos de desarrollo, este tránsito desde lo rural demanda un trabajo articulado en distintas áreas: no sólo se debe enfrentar el cambio demográfico que van teniendo las ciudades, sino también aquellos elementos que permiten que esos lugares estén interconectados y en funcionamiento óptimo de cara a los ciudadanos.

Uno de los aspectos clave tiene que ver con el transporte y la infraestructura que lo soporta. Si bien es relevante que la “obra gruesa” sea robusta, el segundo paso -de igual o mayor relevancia- es cómo las ciudades construyen una red que sea eficiente y que responda a las necesidades de conectividad y movilidad. A través del uso adecuado de sistemas de gestión del tráfico, es posible alcanzar una adecuada sincronización de todas las redes de transporte y, por consiguiente, un flujo de tráfico sin interrupciones, en línea con lo que necesitan las hoy llamadas “Smart cities”.

En este sentido, la tecnología es crucial al permitir que distintos dispositivos puedan conectarse a Internet, convirtiéndolos en inteligentes, y a través de los cuales se intercambia información. En el Reino Unido, por ejemplo, Vodafone ha trabajado con una empresa de transportes para crear un sistema de gestión del tráfico urbano que incluye avisos a los conductores frente a posibles problemas e incluso un control de semáforos que puede detectar cambios en el flujo de tráfico y se adapta para regularlo.

Adicionalmente, aplicaciones como Uber no sólo permiten disponibilizar una oferta de conductores para quienes necesitan moverse por la ciudad, sino que también recolecta información valiosa sobre las zonas que más demandan un suplemento de transporte o las horas en las cuales ese refuerzo se puede disponibilizar para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, eliminando la discriminación que hoy hacen los conductores por etnia, género u otras apariencias. Y esto empalma perfecto con uno de los conceptos centrales de las Smart Cities: más información para una mejor gestión del transporte.

En mayo de este año, la ciudad de Portland comenzó un programa piloto de tres meses que establece nuevas regulaciones para empresas como Uber y Lyft. Los resultados, publicados en octubre, demostraron una mejor performance de los viajes compartidos (ridesharing): menos tiempos de espera prácticamente todo el día, lo que gatilló en una mejor participación del mercado de transporte, en especial en personas que usan los viajes compartidos en una salida nocturna. Ésa es una muestra más de cómo podemos añadir inteligencia a las ciudades de hoy.

Según datos entregados por la Subsecretaría de Transportes, para 2025 se espera que 600 de los centros urbanos que más inciden en el PIB mundial, reciban a 2.000 millones de habitantes, un 25% del total de personas en el planeta. Mientras eso sucede, Chile seguirá viviendo la migración desde lo rural hacia lo urbano, demandando más y mejores servicios de transporte. Y si hoy éste es un tema crítico, hacia 2030 lo será aún más y por esa simple pero determinante razón, no debemos dejar de trabajar y desarrollar soluciones, siempre de la mano de la tecnología y la colaboración, permitiéndonos ofrecer un sistema eficiente y acorde a lo que demandan los usuarios.

Fuente: ElMostrador.cl